La Intuición


 La intuición, más conocida como el “conocimiento divino”, es un sentido que estamos perdiendo de no usarlo, pero que aún podemos recuperar si lo trabajamos. Es un proceso por el cual se obtiene y se interpreta información en respuesta a nuestras preguntas y que no tiene nada que ver con la memoria, la experiencia, los sentimientos o las ideas. Recuperar esta facultad que muchos tenemos dormida en nuestro interior es muy importante porque nos puede abrir las puertas a muchas otras posibilidades en nuestras experiencias. Sólo debemos tener en cuenta que nuestra intuición es mucho más efectiva y se desarrolla más fácilmente cuando alcanzamos unos niveles de conciencia superiores, de este modo se puede aplicar de manera consciente.


 Son muchas veces en las que la intuición accede a nuestra mente para advertirnos de que algo no funciona bien. Normalmente lo solemos llamar ‘tener una corazonada’ o ‘tener un presentimiento’, pero en realidad se trata de una experiencia que está relacionada con la conciencia superior. Estos destellos nos llegan de manera más o menos clara y muy ocasionalmente, pero a medida que trabajemos y confiemos más en ella, esos ‘contactos’ serán mucho más frecuentes y duraderos. Simplemente es un sentido que tenemos menos desarrollado que los otros, sólo hay que estar preparado para captar su presencia y no dejar que el sentido lógico la distorsione.
“Confiar en la intuición es actuar sin el apoyo de la lógica, el sentido común o la razón”        Laura Day

 Nuestra mente no está preparada ni ha sido educada para creer en la intuición, por lo que no debemos preocuparnos cuando atendamos a ella en si nuestras impresiones son correctas o incorrectas, ya que esas impresiones forman parte de otro nivel mental más lógico y racional. Es decir, cuando confiamos en la intuición no hay que preocuparse de si las impresiones que recibimos tienen o no sentido, simplemente hay que estar abierto a ella.


 Como es un don natural, no debemos forzarnos en recibirla, sólo hay que aprender a controlar la atención, ser conscientes de nosotros mismos, y por supuesto, vivir el presente. Aunque a veces el mensaje intuitivo no nos funcione, no quiere decir que no sea correcto, puede ocurrir que simplemente nos hayamos equivocado en interpretar la información.

 Ser inteligente es utilizar la inteligencia universal, y ésta se comunica con nosotros de forma directa a través de la intuición. Cuando tengamos un presentimiento no deberíamos ignorarlo como de costumbre hacemos, sino que deberíamos prestarle atención y actuar de inmediato, porque probablemente sea el momento propicio para la acción.  Desarrollar esta costumbre tiene múltiples beneficios, sobre todo cuando empiecen a multiplicarse las coincidencias, ya que descubriremos los fallos y las oportunidades en todos nuestros razonamientos o experiencias. Siendo personas intuitivas encaminaremos nuestras vidas hacia un destino mejor y sin duda viviremos en un nivel de consciencia superior.
 

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