Dormir Bien

 Dependiendo de cada persona, generalmente el cuerpo y la mente necesitan entre seis y nueve horas de sueño para autorepararse y ponerse a punto. Está comprobado que después de pasar una noche sin “pegar ojo” nuestra calidad de vida se resiente. Por ejemplo, bajan las defensas, la grasa se acumula en las arterias, aumenta la predisposición al sobrepeso, influye en nuestro estado de ánimo (nos volvemos irritables), nos cuesta controlar las emociones, tomamos decisiones inútiles y negativas; e incluso la hipertensión, la ansiedad y la depresión están relacionadas con la falta de sueño. En definitiva, no dormir bien perjudica seriamente la salud.


 Dormir bien contribuye a un uso más eficaz de nuestros recursos energéticos, nos sirve para recuperarnos de los recursos agotados durante el día. De hecho, mientras dormimos, nuestros músculos crecen, las funciones del sistema inmune se restauran, se libera la hormona del crecimiento en los niños, se restablecen los almacenes de combustible en nuestras células, el cerebro borra o suaviza las emociones dolorosas, se ralentiza la respiración y el ritmo cardíaco, los recuerdos se conectan y se integran, los factores del estrés permanecen temporalmente desactivados… Resumiendo: Un buen reposo nocturno hace que nuestra capacidad de respuesta durante el día sea óptima.

 Aunque creamos lo contrario, dormir con la tele encendida aumenta el riesgo de caer en depresión. Gracias a un estudio realizado se observó que el brillo que emitido por la televisión encendida en una habitación a oscuras modifica la morfología de las neuronas y reduce la comunicación entre ellas. De hecho, exponernos continuamente a pantallas luminosas justo antes de ir a dormir también aumenta el riesgo de sufrir insomnio. El insomnio se diagnostica cuando somos incapaces de dormir seis horas diarias como mínimo durante tres meses. Generalmente se elimina con medicación, pero hay maneras más saludables de hacerlo, como por ejemplo exponernos más tiempo a la luz natural del día o practicar ejercicio aeróbico de 20 a 40 minutos cuatro veces por semana.

 Lo ideal es dormir lo que te pida el cuerpo y cuando te lo pida, pero como esto a veces no puede ser, debes mantener un equilibrio. Sólo ten en cuenta que dormir menos de cinco horas diarias aumenta el riesgo de sufrir diabetes, infarto o algún tipo de cáncer; y que descansar demasiado implica oxidarse (dormir más de la cuenta nos atrofia y nos oxida).

 Los expertos coinciden en que no dormir las horas adecuadas (entre seis y nueve), acelera el deterioro mental y propicia que cometamos errores reduciendo nuestra atención y concentración. También están de acuerdo en que hacer una siesta de unos 20 minutos ayuda al corazón a recuperarse del estrés reduciendo la tensión arterial y el riesgo de infarto. Incluso dormir el tiempo adecuado hace que tengamos un aspecto más atractivo y saludable. Así que, como casi siempre, sólo de nosotros depende tener una mayor calidad de vida. ¡Felices Sueños!


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