El respeto por las
otras personas debería ser prioritario sobre cualquier otra cosa. Pero mirando
la historia parece que nunca haya sido así. Incluso a estas alturas de nuestra
evolución sigue habiendo muchas personas que no respetan a nadie, ni siquiera
ellas mismas. El respeto abarca la forma en que nos comportamos con todos los
demás seres humanos, abarca los valores y los sentimientos humanos; es el
principio más importante de todos y es fundamental para una evolución positiva,
ya que no tiene sentido ser positivo si no se tiene una actitud positiva hacia
los demás. Y es que no sirve de mucho respetar los valores humanos y después no
respetar a las personas.
Una evolución que se
olvida de las personas no es una evolución, sino una regresión (un paso hacia
atrás). No existe mejor definición de civilización que el respeto por los
demás, y aunque nuestra enferma sociedad actual se empeñe en tratar a las
personas de mala manera, debemos contribuir a ‘sanarla’ aunque nuestro aporte
sea muy pequeño, ya que los grandes efectos se logran cuando se acumulan las
pequeñas contribuciones. Recuerda que el respeto y los valores humanos van de
la mano, y de alguna manera también van ligados a la felicidad. De hecho, está
demostrado que una persona que no se respeta a sí misma ni a las demás no puede
ser feliz, ni a su manera ni de ninguna otra.
Existen muchas
personas que únicamente quieren contribuir a su propio bienestar, son personas
que engañan y explotan a las demás sin el menor remordimiento. El problema es
que a este tipo de personas machistas, egoístas, rapiñeras y sin escrúpulos se
las considera ‘triunfadoras’ cuando en realidad son las verdaderas cucarachas
de nuestra sociedad. No quiere decir que no haya que respetar a estas personas,
ya que todo el mundo necesita el respeto de los demás en cierto grado; es más,
si eres amable con este tipo de personas no significa que seas hipócrita,
significa que tienes la suficiente madurez como para tolerar su personalidad.
En definitiva, la
falta de respeto impide tener una vida plena. Además, sólo se puede ser libre
si se respeta la libertad de las demás personas. Así pues, si lo que queremos
es ser felices y mejor personas debemos dejar nuestro orgullo a un lado y
aprender a respetarnos los unos a los otros. Puede que no te guste la
personalidad de alguien, pero como persona hay que respetarla siempre. Es
difícil respetar a las personas intolerantes, pero nuestro deber es intentarlo
porque esto es como una rueda: La falta de respeto provoca más falta de respeto
y la intolerancia provoca más intolerancia. Simplemente debemos tratar a los
demás como a uno le gustaría que lo tratasen. (Respeta y te respetarán).
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