Todo lo que vivimos
en el interior se refleja en el exterior. La ley de la atracción es básicamente
eso, atraemos lo que pensamos. Esta ley
muy pocas veces se equivoca, si tenemos pensamientos de amor, de felicidad o de
alegría, eso será lo que transmitiremos al exterior, por tanto, será lo que
recibiremos del exterior también. Y por el contrario, si mantenemos
pensamientos negativos, de odio o de maldad, es lo que transmitiremos al
exterior y será lo que recibiremos igualmente. Según esta ley, si cambias tu
manera de pensar, cambiarás tu manera de vivir.
Si te paras a mirar a
tu alrededor, enseguida te darás cuenta de las personas que son optimistas y de
las que son pesimistas, aunque no las conozcas a fondo, transmiten vibraciones
positivas o negativas. Por eso nos sentimos tan bien con las personas
optimistas y nos alejamos de las personas pesimistas que trasmiten vibraciones
negativas. Por norma general nos sentimos atraídos y atraemos lo semejante a
nosotros
Las personas de buen
corazón y buenos pensamientos se atraen entre sí, y las personas malvadas y de
malos pensamientos también se atraen entre ellas. Inconscientemente la gente
optimista evita a la gente pesimista porque notan como bajan sus vibraciones
positivas, y se contaminan de vibraciones negativas. La conclusión es que
atraemos a la gente parecida a nosotros y nosotros nos sentimos atraídos por
ellos. Es la ley de la atracción en acción.
El pensamiento lo
domina todo, cambiar tu pensamiento es cambiarte a ti mismo. Algunos pueden
pensar que son demasiado mayores para cambiar, pero no es cierto, siempre
podemos elegir. La edad o el entorno no deben impedirte pensar de manera más
positiva. Transformando nuestro pensamiento cambiaremos nuestras vibraciones
para conformarlas a la ley de la atracción y conseguiremos el resultado
esperado. Recuerda: Todo lo que se vive en el interior se refleja en el
exterior.
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