Cuando guardamos un
rencor en el alma normalmente se debe a que no hemos perdonado, pero no sólo
tenemos que aprender a perdonar al otro, sino también a nosotros mismos. No
debemos permitir que nuestra mente reviva lo inútil. El conflicto o el rencor
es inútil y sólo podemos liberarnos de ellos mediante el perdón.
Desde el perdón
podemos purificar y clarificar las aguas turbulentas que hay a veces en el
subconsciente. Al perdonar soltamos el lastre del pasado, limpiamos las heridas
y el dolor acumulado en lo profundo de nuestro ser, afrontamos el presente con
dignidad, con sabiduría y visualizamos un futuro lleno de confianza y de
plenitud.
La práctica del
perdón la puedes empezar a hacer desde ahora mismo; por ejemplo, si has
discutido con alguien debes poner punto y final y no volver a ello. No debes
permitir que tu mente se quede colgada pensando en el conflicto de forma
repetitiva, porque si lo haces te agotas y te creas rencores; además no
solucionarás la situación ni la relación si no es perdonando.
Para una vida feliz y
llena de paz es importantísimo aprender a no acumular rencores en nuestra
conciencia, y para ello existe este lema: “Lo
que ha pasado es pasado, ya ha pasado, te perdono”. Cuando lo practicas en
tu vida adquieres una ligereza mental en la que no acumulas ningún rencor ni
ningún pensamiento negativo.
El perdón siempre
nace del alma generosa, presupone además una gran sabiduría e inteligencia para
saber vivir felizmente. Cada vez que perdonamos nos colocamos muy por encima de
quienes nos hacen daño, y es que conforme desarrollamos sentimientos negativos
hacia quienes nos hacen daño vamos perdiendo el control de nuestra vida, el
equilibrio interior, y la paz mental y emocional.
Aun así hay personas
a las que nos resulta imposible de perdonar, como es el caso de las personas
maltratadoras, en estos casos extremos generalmente es mejor para nuestro
bienestar evitarlas y olvidarlas que intentar perdonarlas, ya que estas
personas muy pocas veces cambian a mejor y pueden llegar a hacer de tu vida un infierno. (la mayoría no tienen solución).
Ten presente que el
resentimiento y el rencor contaminan nuestras vidas con recuerdos amargos, nos
quitan libertad y nos enferman, ya que muchas enfermedades son expresiones de
odio y resentimiento enquistadas en nuestro cuerpo. Recuerda que el perdón
mejora el sistema inmunológico, nos hace dormir mejor y hace disminuir el
nerviosismo y la presión arterial.
El perdón siempre es
una decisión inteligente del ofendido que decide dejar que el dolor se vaya
para liberarse de esa carga y apagar la necesidad de venganza. Y haya o no
reconciliación, quien perdona recibe como premio paz y armonía interior, y un
sentimiento de plenitud y gozo difícil de explicar con palabras. Además, nunca
olvides que las personas soberbias y orgullosas que no quieren ni saben
perdonar a nadie, tampoco saben disfrutar de la vida.
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